
“Hubo un proyecto sistemático de meternos el terror en cada célula, en cada hueso, para que no nos acordemos de lo fundamental que significa querer ser defensores de un proyecto nacional y popular. Querían quebrarnos esa capacidad de construir lo nuestro. Había que quebrar esa capacidad. Había que imponer un modelo económico, social y cultural del sálvese quién pueda. Para sobrevivir había que mentir, había que desconocer la identidad, el de al lado era un peligro, era alguien que comprometía, había que pensar nada más en uno, como si esa fuera la única opción” (Victor de Gennaro)
La Operación Cóndor fue una estrategia diseñada desde los EEUU con el objetivo de afianzar su hegemonía económica, política y cultural sobre los países latinoamericanos.
En la Escuela de las Américas se graduaron más de 60 mil oficiales de más de 20 países latinoamericanos. Allí se creó la Doctrina de la Seguridad Nacional cuya finalidad era enseñarles a los ejércitos garantizar el “orden interno”.
Según Ramón Camps, un militar que sostuvo la dictadura de 1976 en la Argentina señaló: “En Argentina hemos recibido la influencia norteamericana. EEUU fue el gran difusor de la doctrina antisubversiva. Difundieron una cantidad extraordinaria de bibliografía”.
¿Por qué EEUU apoyó las dictaduras militares? Por una cuestión económica. En Argentina, los militares transformaron la economía y aplicaron medidas ligadas al liberalismo. La apertura económica para la libre importación y exportación de mercancías y la eliminación de los aranceles a las importaciones provocaron la expansión de las empresas multinacionales y el quiebre de la economía interna que no podía competir con los productos importados.
Hubo una rebaja del 40% de los salarios, un aumento de los impuestos al IVA y una reducción del impuesto a las ganancias, se eliminaron las retenciones a las exportaciones agropecuarias y se redujeron los aranceles a la importación. Hubo una apertura a los capitales extranjeros y reducción del gasto público por la privatización de empresas nacionales. Por otro lado, hubo un aumento del presupuesto en Defensa y Seguridad y una reducción en Educación, Salud y Vivienda. Por último, se incrementó la deuda externa.
Los beneficiados a estas políticas fueron las empresas extranjeras y los agropecuarios. Sin embargo, la industria argentina no soportó la falta de protección y no pudo competir con las mercancías importadas. En consecuencia se produjo una desindustrialización.
¿Cómo lograron todo esto? A través del terror. Los militares se encargaron de romper todo lazo social que existía y empujar a la sociedad hacia el individualismo. Asesinaron a cualquier persona que pensara diferente, destruyeron sindicatos, callaron a la prensa. Instalaron el “no te metas” para ver al vecino como un enemigo. De esta forma se afianzó la hegemonía intelectual que todavía hoy se sigue en pie. “El no te metas” quedó grabado en la memoria de los argentinos y la desconfianza hacia el otro y el “sálvense quien pueda” se adueñó de las calles.
Asesinatos, desapariciones, torturas fueron las herramientas utilizadas para plantar en el país una economía que sólo beneficiara a unos pocos. De la mano a esto, hubo una represión cultural: censura y autocensura, quema de libros, violencia contra profesionales.
En síntesis, las consecuencias del horror de la década del 70 se siguen padeciendo tanto económicamente como ideológicamente. Económicamente el país quedó endeudado, con la riqueza concentrada en pocas manos, con una apertura de mercado que luego volvió a expandirse en los 90 con las políticas neoliberales de Menem. El resultado: un país dolido y quebrado culturalmente. Se exterminó a toda una generación y eso no se logra recuperar jamás. La idea de no meterse en la vida del otro sigue estando vigente en la memoria de cada persona. Las cosas que suceden sólo hay que verlas en la televisión, no hay que comprometerse. ¿Para qué meterse en problemas? En palabras de Eduardo Galeano: “El miedo seca la boca, moja las manos y mutila, el miedo de saber nos condena a la ignorancia; el miedo de hacer nos conducen a la impotencia. La dictadura militar, miedo a escuchar, miedo de decir, nos convirtió en sordomudos. Ahora la democracia, que tiene miedo de recordar, nos enferma de amnesia. Estamos sometidos a la dictadura universal del miedo.”
La Operación Cóndor fue una estrategia diseñada desde los EEUU con el objetivo de afianzar su hegemonía económica, política y cultural sobre los países latinoamericanos.
En la Escuela de las Américas se graduaron más de 60 mil oficiales de más de 20 países latinoamericanos. Allí se creó la Doctrina de la Seguridad Nacional cuya finalidad era enseñarles a los ejércitos garantizar el “orden interno”.
Según Ramón Camps, un militar que sostuvo la dictadura de 1976 en la Argentina señaló: “En Argentina hemos recibido la influencia norteamericana. EEUU fue el gran difusor de la doctrina antisubversiva. Difundieron una cantidad extraordinaria de bibliografía”.
¿Por qué EEUU apoyó las dictaduras militares? Por una cuestión económica. En Argentina, los militares transformaron la economía y aplicaron medidas ligadas al liberalismo. La apertura económica para la libre importación y exportación de mercancías y la eliminación de los aranceles a las importaciones provocaron la expansión de las empresas multinacionales y el quiebre de la economía interna que no podía competir con los productos importados.
Hubo una rebaja del 40% de los salarios, un aumento de los impuestos al IVA y una reducción del impuesto a las ganancias, se eliminaron las retenciones a las exportaciones agropecuarias y se redujeron los aranceles a la importación. Hubo una apertura a los capitales extranjeros y reducción del gasto público por la privatización de empresas nacionales. Por otro lado, hubo un aumento del presupuesto en Defensa y Seguridad y una reducción en Educación, Salud y Vivienda. Por último, se incrementó la deuda externa.
Los beneficiados a estas políticas fueron las empresas extranjeras y los agropecuarios. Sin embargo, la industria argentina no soportó la falta de protección y no pudo competir con las mercancías importadas. En consecuencia se produjo una desindustrialización.

Asesinatos, desapariciones, torturas fueron las herramientas utilizadas para plantar en el país una economía que sólo beneficiara a unos pocos. De la mano a esto, hubo una represión cultural: censura y autocensura, quema de libros, violencia contra profesionales.
En síntesis, las consecuencias del horror de la década del 70 se siguen padeciendo tanto económicamente como ideológicamente. Económicamente el país quedó endeudado, con la riqueza concentrada en pocas manos, con una apertura de mercado que luego volvió a expandirse en los 90 con las políticas neoliberales de Menem. El resultado: un país dolido y quebrado culturalmente. Se exterminó a toda una generación y eso no se logra recuperar jamás. La idea de no meterse en la vida del otro sigue estando vigente en la memoria de cada persona. Las cosas que suceden sólo hay que verlas en la televisión, no hay que comprometerse. ¿Para qué meterse en problemas? En palabras de Eduardo Galeano: “El miedo seca la boca, moja las manos y mutila, el miedo de saber nos condena a la ignorancia; el miedo de hacer nos conducen a la impotencia. La dictadura militar, miedo a escuchar, miedo de decir, nos convirtió en sordomudos. Ahora la democracia, que tiene miedo de recordar, nos enferma de amnesia. Estamos sometidos a la dictadura universal del miedo.”
Monografía
Efectos Psicosociales
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